Historia - Historia Libertaria |
Desde el punto de vista ideológico, el final del siglo XX ha supuesto para el anarquismo una inútil victoria póstuma. Enfrentado a los grandes movimientos de masas coetáneos, principalmente fascismos y comunismos, ha salido moralmente más que airoso al anteponer el valor de la libertad sobre todas las cosas, al proponer la independencia frente a la sumisión, a no reducir su liberalismo a una simple cuestión de libre comercio. Ha tratado de mantener su fidelidad al racionalismo enciclopédico en el corazón de las tinieblas del irracionalismo del siglo, pero no parece haber salido precisamente indemne de todos estos enfrentamientos. Es posible que se haya equivocado a la hora de valorar la condición humana.
La filósofa Hanna Arendt, que sufrió también los avatares de una época dura para quienes poseían una habitación propia en su pensamiento, pasó la segunda mitad de su vida tratando de entender precisamente el poliedrismo de esta condición humana. Arendt, judía alemana, alumna brillante que a los dieciocho años se convirtió en amante de Martin Heidegger, quien con posterioridad trató de dotar de respetabilidad filosófica al nazismo, fue traicionada reiteradamente en lo político y en lo personal.
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