LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA

Pero es necesario comprender que la actuación del rey, en su decidido apoyo a la Dictadura, le granjeó la enemistad con la masa poblacional. Aunque las elecciones dieron la mayoría al rey, esta fue gracias al voto del campo donde los campesinos se encontraban dirigidos por los caciques.
Ya en agosto de 1930 se formó una reunión de socialistas, republicanos y catalanistas con unas propuestas de intentar la caída de la monarquía y redactar una constitución republicana (Pacto de San Sebastián). Los partidos tradicionales desengañados por la anterior actitud del rey o bien se pasan a las filas republicanas o permanecen apáticos ante los acontecimientos, pero no apoyan al rey. Los intelectuales y los estudiantes universitarios habían criticado al dictador y por ello no aceptaron la vuelta a una constitución tan poco democrática como la del 1876, por ello veían la solución a los problemas de España en la llegada de la república. Buena prueba de ello lo tenemos en las primeras cortes constituyentes de 1931, de la que son diputados nombres tan importantes de la cultura como: Cossío, Unamuno, Ortega y Gasset, Sánchez Albornoz, Marañón, Giral, Pérez de Ayala….
El mismo 14 de abril se crea un gobierno provisional que era bastante representativo de la oposición a la monarquía recién caída: republicanos antiguos y nuevos, socialistas y regionalistas. El presidente, Alcalá Zamora y el ministro de Gobernación , Miguel Maura, eran católicos conservadores y habían servido a la monarquía; Alejandro Lerroux y Martínez Barrio, eran dirigentes del partido radical, El PSOE estaba representado por tres ministros: Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos y Largo Caballero, el líder de UGT. Nicolau d’Olwer y Casares Quiroga eran regionalistas. Marcelino Domingo y Álvaro de Albornoz eran del partido radical-socialista, era un partido de clases medias, ilustrado y anticlerical.
Inmediatamente se convocaron elecciones para unas Cortes Constituyentes (mediante sufragio universal de los varones mayores de 23 años ). Antes de celebrarse las elecciones hubo graves problemas de orden público que obligaron a promulgar una Ley de defensa de la República.



11 abril 1931

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